En ciudades como Lima, al inicio de la pandemia, se observaron mejoría en ciertos componentes de la naturaleza, tales como el aire, el agua, así se observó la reducción de los residuos en los cauces de los ríos, la disminución de la contaminación de las aguas. Asimismo, la reducción del ruido por la menor circulación vehicular y menor consumo de hidrocarburos y, por ello, disminución de la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera; también se festejaron la pronta recuperación por la fauna silvestre en las playas, mar costero y parques urbanos. Sin embargo, dichas aparentes mejoras, son transitorias e inestables, por lo mismo “rápidamente reversibles al statu quo apenas concluyan las medidas restrictivas y la vida vuelva a ser como antes”, como efectivamente de este modo se presentó.
La
pandemia del Covid 19 impacta en lo ambiental, social y económico. Sin embargo,
para muchos malos peruanos, este es un
contexto propicio para pretender realizar diferentes acciones ilícitas, en
distintas actividades humanas las que impactan en forma irreversible en nuestro
medio natural, provocando desastres ambientales, esto se
produce aprovechando la ausencia o escases de funcionarios públicos que
laboran supervisando diversas actividades económicas a lo largo de nuestro extenso territorio
nacional.
Este
es el caso de la Amazonía, en la que posiblemente
tres cuartas partes de la población o más, no siguen las medidas impuestas por el
gobierno nacional y regional respecto a
la pandemia. Muchos no las acatan porque, no pueden hacerlo y/o porque no
conocen o entienden las indicaciones, o simplemente, no creen en el riesgo
anunciado. Y, en las áreas rurales o apartadas de centros urbanos eso es aún
más agudo.
Muchos de esos impactos, como la deforestación
y la extracción ilegal de madera en curso, tendrán consecuencias en el futuro
mediato, con un recrudecimiento de quemas e incendios forestales y, en su
conjunto, las consecuencias se harán sentir especialmente a medio y largo
plazo.
Es
probable que al término de la pandemia la vida retorne a la normalidad previa,
o a una “nueva normalidad”. Sin embargo
se priorizará la reactivación económica, dejando un financiamiento reducido
para la temática ambiental, lo cual resulta muy preocupante.
Silvia Ibáñez S
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